tengo más de un mes escuchando diario a pearl jam. es un gusto delicioso tener la voz de eddie vedder en la oreja mientras el sueño me tira hacia abajo y me seca la boca.
es más delicioso aún ir aprehendiendo poquito a poquito cada canción: las guitarras, el bajo, la batería, las distorsiones, los gritos, el sentimiento y por último la letra.
poquito a poquito, como quien se come un pastel de chocolate con culpa, fui saboreando esta canción.
está tan bien cocinado que del gusto se me salieron las lágrimas.