nos cambiamos a enfrente

hoy es uno de esos días en que solamente aplica la frase: no debí haberme levantado. y no porque haya sido un mal día (hasta el momento no ha pasado nada malo), ni por la cruda del festejo de cumpleaños. simplemente ha sido un día frío, triste, de hueva y lo único que se me antoja es estar metida en mis cobijas, abrazando a mi perro y durmiendo el sueño de los justos, los injustos y los justicieros. mi pelo se ve espantoso, los ojos los tengo inflamados, y la panza resiente el exceso de comida. me quemé la lengua con el café de la mañana y mi espalda necesita un buen masaje.

además, se acerca el jodido día de san valentín que me pone de muy mal humor, y no porque esté sola y sólo tenga un perro que me ladra y no un hombre que me regale chocolates o flores, sino porque el tráfico se pone más estúpido que de costumbre, y en ibero se ponen kitschosamente imbéciles y en lugar de pasar buena música, nos recetan las mamadas de mijares, amanda miguel, roberto carlos y el inefable, inaguantable, infame josé josé (para juan gabriel y luis miguel ya ni adjetivos tengo).

hoy es un día para cambiar la fabulosa frase de homero simpson "me quiero volver chango” a un me quiero volver oso…para hibernar todos estos días fríos y sin sentido que han venido sucediendo desde hace ya tiempo y no tener que soportar tarugadas el miércoles (ni hoy, ni mañana, ni por un buen rato).

simplemente bajar la cortina del changarro, o poner un “nos cambiamos a enfrente”