lunes, junio 09, 2008

fiascolmena

sigur ros en méxico, demasiado bueno para ser verdad

cuando un amigo que comunicó la noticia, casi me caigo del asiento. la banda que desde que la conocí, en mis lejanos 20 años, me transportaba a otro mundo estaría aquí, en vivo y justo a tiempo para festejar el primer aniversario con mi novio, quien, al igual que yo, sueña con glaciares y elfos al esuchar a sigur ros.
y sí, fue demasiado bueno para ser verdad. seis canciones, seis, no compensan el infierno que por 1300 pesos mi novio y yo tuvimos a mal sufrir.
la salida de auditorio a tepoztlán pasó casi inadvertida. incluso me alegré de que nos permitieran hacer una parada técnica donde pude ir al baño y comprar comida chatarra que, irónicamente, me salvó la vida.
resignada a vivir un festival primaverero sin alcohol, en esta parada técnica vi a unos cuantos subiendo unas cervezas a los camiones, sin oposición de los choferes. vaya que no hemos llegado al "recinto sagrado" [ja!] y tal vez esté permitido. salen pues, unas modelos en lata para el camino.
llegando a tepoztlán, en la caseta el chofer le pregunta al encargado cómo se llega al lugar al que vamos. genial! el equipo de radiocomunicación del transporte sólo servía, al parecer, para gritarse mentadas de madre y chistes obscenos. finalmente, en la gasolinería, un policía le da las clarísimas instrucciones de girar en el famoso "árbol pintado de rojo".
al acercarnos al "recinto sagrado" (ptr!) en cuestión, notamos cómo prácticamente nos dirigíamos a la mitad de la nada. al ver los jardines de las casas cercanas al "jardín sagrado" [ja!] habilitadas como estacionamientos, me empecé a preguntar dónde podía comprarme mi obligada camiseta pirata de sigur ros en méxico. no, no hubo tal, pero sí unos 20 autos y camionetas BMW, Firefox, etc. sabemos que en méxico las reglas valen madres si tienes varo [o conoces al de la organización]
vaya que, en afán de preservar la sacrecía del lugar y evitando cualquier emisión de CO2 (salvo la del carbón usado para hacer las quesadillas) el camión nos bajó un poco antes de la entrada. total, qué es caminar un ratito a las 3 de la tarde?
en el trayecto encontramos un verdadero oasis de cervezas y tacos de cecina. bienaventurados aquellos que aprovecharon el remanso y se atascaron. nosotros no, y lo lamento. esa fue la última oportunidad que tuvimos de alimentarnos.

llegamos al puesto de control para cruzar hacia la tierra de las buenas vibras. medio me revisan la mochila y se me ocurre que sí pude haber metido unas cervecitas, pero como soy respetuosa y civilizada no lo hice. pensé que la "buena vibra" y el respeto serían la regla...ingenua! no habíamos terminado de llegar al "valle sagrado" (sic) cuando vi pasar un par de rubias tipo ibero con sus vasos de unicel de un litro, llenos de chela.

ya al estar dentro del "recinto sagrado" (resic) lo primero que nos sorprendió y decepcionó fueron los stands de red bull, cerveza sol y sky que dominaban el "paisaje místico" (juar!). claro, muy de acuerdo a las reglas del new age condechi, la cerveza era sin alcohol, y caliente para desalentar más su consumo.

la comida era como la tierra prometida, pero no por buena, sino porque pasaban 40 años antes de poder llegar a ella. simplemente, mario y yo nos cansamos de esperar y morirnos de hambre, y decidimos salir al puesto de tacos que vimos de camino al "pais de las hadas".

craso error, porque ahí las cosas se pusieron aún peor. como puesto de control israelí, los "guardias de seguridad" (superrecontrasic) se portaron déspotas, groseros e intolerantes. nos dijeron "si salen, tienen que volver a comprar el boleto". traté de hacerlos entrar en razón: allà abajo no hay comida, tenemos mucha hambre, vamos aquí al lado y regresamos.

NO. como dicta el manual de gorilas de seguridad, fueron de lo más insensible y tiranos. repitiendo el motto "si salen tienen que volver a comprar el boleto" alguien se "apiadó" (sic) de nosotros y nos dijo que si nos parábamos en la valla de seguridad y le gritábamos al señor de la tiendita, podíamos pedir comida y comerla en la valla, como vacas de corral. en eso estábamos, cuando otra chica de esas condechi buena ondita le hizo ojitos al de la entrada para que la dejara salir a hablar por teléfono, y salió sin problemas. cuando reclamé porqué ella sí me soltaron el mexicanísimo "es que ella viene con los de la producción".

esa misma fue la explicación que me dieron cuando pregunté por qué habìa tanta gente consumiendo cervezas y otras bebidas alcohólicas allá abajo. mexicanísimo festival: las reglas son para todos, menos para mis cuates (que por el myspace y la locución deben ser muchos, no pablito?)

y ahí fue cuando de verdad me enojé. mario ha visto pasar más de 12 síndromes premenstruales a mi lado, y confesó: "nunca te había visto tan enojada", y es que si algo me emputa son las injusticias. quisimos tomarnos unas cervezas en el puesto de control. no lo logramos, pero sí contrabandeamos algunas, porque si algo me hace romper las reglas es ver cómo otra gente lo hace impunemente, no sin antes espetarles un hipócritas a los gorilas de "seguridad" (sic), que me retaron y me gritaron "esa es la palabra más fuerte que nos puedes decir?". como yo no soy gorila, sino una mujer educada y civilizada, contesté: "no, pero es la única que encuentro adecuada".

con el coraje atravesado, sin poder comer mas que dos flautas de papa que unas buenas samaritanas pidieron por mí, regresamos con la esperanza de ver a la banda por la que habíamos ido ahí. por absolutamente nadie más.

necesito usar el baño. como soy una mujer educada, civilizada y respetuosa aguanté las ganas de dejar mi huella en el monte (como mucha gente no lo hizo) y me dirigí a los baños portátiles. terrible error, el monte era más higiénico. pero así y todo traté de comportarme, levanté la tapa y como buena niña (de aguilita, dicen las abuelas) descargué mi vejiga.

los baños dejaban mucho que desear. no sólo porque el seguro se resbaló y un desconocido me abrió la puerta, sino porque la tapa del baño también resbaló, y en lugar de depositar mis fluidos en en hoyo del excusado, se escurrieron por el asiento, y sí: mojaron mi ropa. afortunadamente fui de las ingenuas que llevaron traje de baño (seguramente para estas emergencias), así que con toda la pena del mundo, incómoda a rabiar y rabiando de furia, corrí a buscar un lugar donde pudiera hacerme el cambio de atuendo. cuando me dirigía al monte, detrás de los baños, un "organizador" (sic) me encontró con mi novio y me detuvo. al contarle la historia se rio de mí. (mientras tanto, en una especie de ruinas detrás de estos baños, unas chicas y chicos entraban con vasos de unicel...adivinen: llenos de chela!)

a punto de estallar, vimos que se acercaba la hora de sigur ros. enojada, pero aguantando por ver a esta banda, caminamos hacia el escenario. nos encontramos varios empaques de tecate vacíos, vasos de unicel vacíos de chela, y mucha gente fumando mota, a menos de 2 metros de un "organizador".

comienza svefn-g-englar...empiezo a llorar y le digo a mario: "valió la pena". la mentira más grande que he dicho en mi vida. seis canciones no valen el boleto, mucho menos el viacrucis que íbamos a atravesar.

a pesar del sufrimiento para llegar a los camiones, corrimos con suerte. hoy que leí las experiencias de muchos más me di cuenta de que lo afortunados que fuimos.

se sintió como ese capítulo de los simpson en que homero destruye la tierra y lisa y marge logran escapar en un cohete. después de caminar un poco, vimos que mucha gente abordaba camiones que iban a auditorio, como nosotros. sin miramientos y egoístamente, trepamos para lograr huir justo antes de que, por los equipos de radiocomunicación dieran la absurda orden de "solo subir al personal al que trajeron". cómo esto iba a ser posible era un misterio. afortunadamente el chofer de nuestro camión tenía sentido común y agarró camino de regreso al df poco antes de las 22:30 hrs.

antes de eso, padecimos el arreo, como vacas, en una pendiente por la que no quiero imaginar cómo subió la gente que iba en muletas y en silla de ruedas. dijeron que era un festival apto para toda la familia, pero si yo hubiera llevado niños ya estaría interponiendo una queja en unicef y derechos humanos por poner en riesgo la salud de menores al hacernos pasar por semejante páramo a oscuras, y sin alma alguna que pudiera dar instrucciones.

las opiniones que se escucharon en el camión iban todas en el mismo sentido que la mía. no cabe duda que demasiado aire puro hizo que el oxígeno no llegue al cerebro del equipo de dos abejas y en lugar de fabricar miel, hicieron miel-da.

ya casi a la una de la madrugada, mario y nos encontrábamos en un puesto de tacos (lo único abierto a esa hora) ingiriendo "alimento" por primera vez en casi 12 horas, y pensando qué habría sido de los miles que estaban aún detrás e nosotros cuando logramos escapar.

la indignación me duró hasta el domingo, y hoy que revisé algunas otras quejas, sólo empeoró.

dice 10:1

22:00 hrs.

En la carretera nos encontramos con el peor caos jamás visto. Mares de personas sin orden alguno preguntan por los camiones. Algunos ya van llenos, pero van en sentido contrario. Pobres de sus pasajeros, seguro no salieron de ahí hasta bien entrada la madrugada. Un organizador desquiciado intenta contestar a las preguntas de miles, sin lograrlo. La gente comienza a darse cuenta: estamos todos varados en quién-sabe-dónde. Comenzamos a bajar por la carretera en busca de un camión, de alguien con respuestas, lo que sea. Miles nos acompañan, es lo único que nos hace sentir seguros, pero el miedo es inminente. Dos horas después, encontramos un hotel y decidimos probar suerte con un cuarto. En la recepción nos dicen que es el lugar donde se quedan las bandas y los organizadores. De pronto aparece Sigur Rós en el lugar, con baterista y todo. Fue un golpe de suerte ridículo en medio de nuestro infierno. Seguido, entra uno de los organizadores. La dueña del hotel le pregunta: “¿Qué pasó, está todo bien?” Nosotros esperábamos una respuesta agitada, una preocupación por los miles que caminaban sin rumbo en la oscuridad. En cambio, la respuesta del idiota es: “Todo bien, ya conseguimos el alcohol, ahora sólo me preocupa que esté bien el sonido”. ¡¡Organizaban su after party!! Ese fua la gota que derramó el vaso. Minutos después, un taxi nos recogía y conseguimos un aventón al DF. Habíamos escapado, pero como pudimos constatar de bajada, miles aún buscaban desesperados una manera de regresar a sus casas. Estoy seguro que muchos no lo lograron.


pablito zacarías: mejor deberías dedicarte a imitar a fabiruchis, que muy bien te sale.