martes, octubre 31, 2006

miedo al dolor


mucha gente no va al dentista porque le tiene miedo. los aparatos son, ciertamente tenebrosos, y la recuperación luego de la extracción de una muela del juicio puede ser un verdadero trauma. hay quienes prefieren vivir con muelas picadas y encías sangrantes antes de acostarse y mantener la boca abierta por una incómoda hora (si tiene suerte).
yo no le temo al dentista, pero sí le temo a las inyecciones, y huyo pavorosa cuando sé que una aguja penetrará mi cuerpo. por eso mi alergia a los gatos sigue causando estragos incontrolados en mi salud.
todos le tenemos miedo al dolor de alguna manera: no practican un deporte por miedo a los dolores que vienen después, tienen hijos por cesárea por el miedo a los dolores de parto, no protestan por miedo al dolor que les puede causar la represión y los de siempre: no se enamoran por miedo al dolor que, según las enseñanzas taradas de la tele y cantantes como luismiguel, provoca el amor.

no quiero que me lastimen, le dije
nadie, me contestó
[ahora sé a quién se refería ese nadie]

finalmente, yo sé que podría evitarme pasar domingos en cama por culpa de mi alergia a los gatos si me convenciera de que el dolor de una inyección no se va a comparar con los beneficios de poder visitar a mis amigos y poder respirar luego de ello. la salud de muchos miles mejoraría si fueran al dentista a sacarse una muela o vencieran el infierno de una semana que implica el ejercitarse por primera vez.
sin embargo, el miedo al dolor es más poderoso. especialmente el que impide enamorarse de nuevo, por que ese cala más hondo y cuesta más tiempo superarse.

es curioso, yo prefiero seguir con mi alergia, pero vencí el miedo a ser feliz de nuevo.

viernes, octubre 27, 2006

insensibilidad


viajar en transporte público en la ciudad de méxico nos ha vuelto insensibles. no sólo ante el sufrimiento y las necesidades del otro, también ante nuestro propio dolor.

todos los días, algún personaje se trepa a un microbús a pedirnos ayuda de diferentes maneras.
“mi hija necesita medicinas que no puedo comprar, ayúdeme comprando tres chicles por dos pesos”
“somos un grupo de obreros de la construcción, asalariados sin seguro...un compañero murió en labores y el contratista no nos apoya para el sepelio. aquí traigo el acta de defunción por si quieren verla. agradecemos con lo que puedan cooperar que no afecte su economía”
“los obreros de la ensambladora de microbuses casa tenemos 10 años en huelga sin que se resuelvan nuestras demandas y sin recibir salario. apóyennos comprando una rica golosina”

y así, madres solteras, ancianos, discapacitados, niños de la calle…todos solicitando una pequeña moneda que no afecte mucho nuestra economía, mientras unos miran para otro lado, otros se pierden dentro de sus ipods y si tienen suerte habrá alguien que sí les de una moneda.

nuestro dolor también termina cediendo ante el constante apretujamiento y zarandeo de los viajes en transporte público. no sólo se cumple la máxima del metro, donde dos cuerpos sí pueden ocupar el mismo lugar en el espacio al mismo tiempo [pero en el metrobús son tres], también está la aceptación estoica de los golpes y las caídas en el microbús, o del frotamiento de las partes privadas de un extraño que no logramos identificar para reclamarle.
más de una vez mi torpeza me ha llevado a dar codazos y rodillazos a seres que no se quejan, no se soban, y ni siquiera se enteran de que les pido perdón.

hoy me sobé. una señora pasó junto a mí con una inmensa bolsa que me pegó en el hombro. ella pasó de largo y ni cuenta se dio de haberme pegado. me sobé porque a pesar de que la ciudad te deshumaniza, me niego a aceptarlo y demuestro que sigo sintiendo y sigo siendo un ser humano.

de regreso a mi casa voy a llorar sin ocultar mis lágrimas. es otro tipo de dolor que también hemos aprendido a confinar a la soledad de un baño o una almohada, por comodidad o vergüenza, pero pienso rebelarme y demostrar mi humanidad a cielo abierto, sin esperar pasar por el bochornoso trance de tener que responder al “qué te pasa?” de algún consternado.

al fin, en medio de un camión atestado de personas es cuando más solo se está.
alrededor sólo hay indiferencia.

miércoles, octubre 25, 2006

movimientos telúricos

oscilatorio

siete cervezas y muy poca mota. el piso se bambolea suavemente de un lado a otro. mi piso tiene desde hace mucho una gran falla que lo atraviesa y se agranda con cada paso que doy. camino dando tumbos, siempre temiendo ser devorada por la herida en el piso, que no sangra pero invita a asomarse a sus misterios. sin querer, me detengo a observar y me doy cuenta de que no se necesita mucho para sucumbir a la tentación de bajar y me pregunto
por qué no?
una fuerza me detuvo, no sé si interna, no sé si externa. de cualquier forma, en perspectiva todo fue una estupidez.
mi piso sigue frágil, sigue oscilando con intermitente intensidad. aún no llega al punto en que la sacudida sea tan grande que me haga perder el equilibrio, pero estoy mareada y cansada de tanto movimiento. quizá un día esté tan somnolienta que no ponga atención en mis pasos y finalmente resbale dentro de la falla, en una caída silenciosa y celestial, sintiendo el aire acariciar mis sueños.

trepidatorio

mis piernas vibraban. quizá por tanto bailar, quizá por el nerviosismo escénico que nubla los rostros de todos los que te observan, y mágicamente te aisla de aquellos a quienes te estás entregando en cada nota. la sacudida violenta, no del suelo sino de mí. no del entorno sino de mis entrañas. todo se agitaba con violencia y aún así todo era serenidad en apariencia. incluso yo misma no notaba como toda la amargura que había construido por tanto tiempo se desmoronaba como mazapán.
seguramente fue el sismo más largo de la historia, apenas un mes después noté que algo se movía dentro de mí.
aún hoy, me sacudo con cada roce, cada beso y cada intercambio de miradas. la destrucción de las tristezas aún no es total, pero la reconstrucción de la esperanza se lleva a cabo a pesar de las continuas sacudidas.

mixto

fue como un cataclismo. como los segundos de calma antes de que arrecie la tormenta, sin embargo lo único que se afectó fue la tierra donde estaba parada. tantos años creyendo y divulgando concepciones erróneas, que lo único que me dejaron fue nada de dónde asirme. la desazón, la tentación por la falla, y al mismo tiempo la emoción, la ilusión, la sacudida de las entrañas.
algo debió cambiarme durante el terremoto, porque cuando terminó no podía recordar qué había sucedido. supongo que tuve miedo, supongo que lloré, supongo que sufrí tanto que incluso lo olvidé. supongo que no lo he superado, pero que vivirá escondido en mí hasta que una noche en medio de una pesadilla despierte gritando que sí soy humano, que no estoy aparentando, y nadie esté ahí para escucharlo.

martes, octubre 24, 2006

canciones de "amor"


ah...el amor. ese sentimiento que tanto citamos y por el que tantas idioteces cometemos, pero que todos entendemos de manera diferente.

parecería, por las canciones sosas que pasan en el radio, que amar es efectivamente sufrir y todo el rollo que le sigue. que si amas a alguien, el dolor invadirá tu vida. que si pierdes a ese alguien que amas irremediablemente habrás perdido un trozo de tí.

yo no creo que deba ser así. yo no creo que entregar lo mejor de mí sea necesariamente una pérdida de humanidad o dignidad. yo no creo que amar, el simple hecho de hacerlo, sea perder.

escuchar, cortesía de las secretarias, a shakira, luis miguel, reyli o al grupo pesado y otros del estilo gracias a los microbuseros, y sus canciones mediocres de "amor" pinchurriento sólo me deprimen.

por qué esos dizque artistas asumen que esa es la manera en que debemos sentir aquello que alguien decidió llamar amor? por qué ese hombre que me derrite con un beso habría de creer que cuando le digo que lo quiero, forzosamente tengo en la cabeza resonando la voz de josé josé y su pésima descripción de amar y querer?

yo no me lo trago, y espero no ser la únca. así no es como se debe sentir el amor.

yo lo siento como alguna vez dijo syd barrett en la que es, para mí, una verdadera canción de amor.

you're the kind of girl that fits in with my world
bike - pink floyd

el gatillo


esta es una de esas cosas que se hacen aparentemente sin pensar, pero que estuvieron rondando la cabeza por días, inlcuso meses. es producto del aburrimiento en una oficina que parece un refrigerador: un pedacito de infierno musicalizado con amor 95.3 fm. y sin embargo, el gatillo es otro.


es, irónicamente, poder comunicarme más íntimamente con nadie a través de un medio público