martes, mayo 29, 2007

un rastro de dulces



un rastro de dulces. porque estamos perdidos y olvidamos cómo entramos aquí. porque el cansancio nubla nuestra mente y no podemos encontrar la salida, te dejo un rastro de dulces.

no para que me encuentres, quizá me vuelva a perder antes de que llegues a mí, pero te dejo un rastro de dulces, para que al menos, si mueres perdido entre estas paredes, tus labios sepan a azúcar cuando te bese por última vez.

martes, mayo 22, 2007

el doctor dijo que era normal que estuviera muerta. que eventualmente me acostumbraría a usar mis pulmones pero no mi corazón. me recetó un spray bucal, pues las mariposas muertas en mi estómago podrían comenzar a despedir un olor nauseabundo. me recomendó mantenerme alejada del contacto humano, pues sería muy incómodo para él que vieran su fracaso.
realmente tuvo éxito. terminó con mi enfermedad.
en la convención de doctores, se expuso el extraño caso de la niña que estaba muerta pero no podía ser enterrada porque sus órganos seguían funcionando y las plantas necesitaban el dióxido de carbono de sus pulmones para seguir produciendo oxígeno para el resto de la humanidad.
ella ofreció a cambio donar sus riñones, hígado, corazón, córneas, médula espinal... pero los doctores dijeron que era joven y que tenía que gastarlos más para que se los pudiera donar a alguien. "36 años y comenzará a declinar tu vida, quizá entonces ya podremos aceptar tu oferta"
dormir sin soñar
comer sin saborear
bailar sin volar
hacer sin amor
sólo once años más.

viernes, mayo 18, 2007

estoy muerta

no puedo creerlo. después de una vida intensa, mi corazón se cansó y ya no se acelera. no lo siento latir, ya no corre la sangre. creo que estoy muerta.
no hay emoción que provoque a las mariposas en mi estómago, ya no vuelan como lo hacían ante la simple mención de un nombre, el roce de una mano, la evocación de un recuerdo.
ya ni siquiera hay un nombre que desate cataratas en mis ojos. apenas y recuerdo algunos, pero no lo que había detrás de ellos. no recuerdo rostros, no recuerdo labios, no recuerdo manos. no hay voces que provoquen dolor. los he abandonado.
mi cuerpo esta frío, azul, tieso. ni rastro del serpenteo que enrollaba las sábanas al pie de la cama, o del calor intenso que convertía la habitación en un sauna. ahora soy sólo una masa de huesos y músculos mirando fijamente al techo. hermosa, sí, pero inservible y olvidada.
al morir estaba sonriendo, por eso la felicidad falsa se ha congelado en mi rostro. todos piensan que estoy bien porque se alcanzan a ver mis muelas, pero no se dan cuenta que estoy muerta, que no respiro, que no rio, que no lloro ni me apasiono.
la verdad es que estoy muerta pero sigo bailando, espero que se den cuenta de mi estado y me entierren pronto. ya huelo mal, empiezo a descomponerme. nadie llora porque todos piensan que estoy viva y bien.
incluso yo.